En general, contar con un cuidador profesional es increíble. Tienes a alguien que está con tus hijos día tras día, que se preocupa por ellos casi tanto como tú y que se compromete a proporcionarles un entorno seguro y feliz. Pero ser el jefe de alguien también significa tener que mantener de vez en cuando conversaciones difíciles con tu empleado, y esa es la única parte de tener un cuidador profesional que nadie disfruta.
Prepararse para sacar a relucir un error o hacer un comentario negativo al cuidador puede resultar incómodo e intimidatorio. Al fin y al cabo, no quiere que se sienta juzgado ni atacado y, desde luego, no quiere que su relación se deteriore. Pero estas conversaciones son esenciales para su crecimiento como empleado y para que tus hijos reciban los mejores cuidados posibles. Así que, si tienes algo que necesitas desahogarte, respira hondo. Ese es el primer paso. A continuación, siga estos consejos para que la conversación sea lo menos dolorosa posible.
Sea directo
Por difícil o incómodo que pueda resultar, es importante ser claro y conciso a la hora de dar feedback a un empleado. Antes de plantear un problema a su cuidador, asegúrese de tener claro por qué es necesario mantener esta conversación y qué espera obtener de ella. Programe un momento para hablar sin interrupciones y asegúrese de que la conversación es objetiva y se centra en el tema. Y, cuando hables, recuerda ser respetuoso y abierto al debate.
Ser un equipo
Cuando plantees cualquier problema, recuerda que debes abordar la conversación como si estuvieras hablando con un compañero de equipo, no con un adversario. Puede que te sientas estresado, molesto o ansioso, y no pasa nada, pero no es buena idea descargar esas emociones en tu cuidador. Al fin y al cabo, los dos debéis trabajar juntos para que vuestros hijos estén seguros, felices y sanos. Explícale el problema y luego hablad abiertamente de cómo solucionarlo.
Utilizar frases con "yo
Si alguna vez has asistido a terapia de pareja o has hecho algún curso sobre comunicación interpersonal, probablemente habrás oído el consejo de utilizar frases con “yo” al dar retroalimentación. Un enunciado “yo” es básicamente una forma de describir un comportamiento problemático y cómo te hace sentir sin recurrir a la culpa, la acusación o el juicio. Por ejemplo, en lugar de decirles que llegan tarde todos los días y que tienen que llegar antes, podrías decirles algo como: “Cuando no estás aquí a las 8 de la mañana, me siento estresado por llegar a tiempo al trabajo y a menudo llego tarde. ¿Qué podemos hacer para que las mañanas vayan más fluidas?”.
Formular preguntas abiertas
Hacer preguntas abiertas, como la anterior sobre cómo hacer que las mañanas vayan más fluidas, da a tu cuidador la oportunidad de compartir su perspectiva sobre un problema. También le da espacio para compartir cualquier reto personal que pueda ser un factor que contribuya a su rendimiento y para compartir posibles soluciones desde su punto de vista, y demuestra que usted está interesado en mantener una conversación abierta y franca.
Sé positivo
Sí, puede que estés planteando algo negativo, pero eso no significa que tengas que enfocarlo como si estuvieras hablando de un apocalipsis inminente. Relájate y piensa en cómo te gustaría que un empresario abordara un posible problema con tu propio rendimiento en el trabajo. Enfréntate a la conversación con una actitud positiva y la voluntad de resolver el problema. Incluso puedes incluir algún elogio sobre las cosas que están haciendo bien o las veces que han sido útiles y han resuelto con éxito problemas anteriores para demostrar que aprecias su capacidad para responder a las necesidades de tu familia.
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